Ella i els arquitectes

¿Se trata «ella» de la muerte, de Barcelona o de ambas? Barcelona es una ciudad, una más, en la que la ideología transige con lo más humano de la humanidad, valga la redundancia: las pasiones y la supervivencia. Hoy en día y en 1714 también.

Mientras se aguarda en el vestíbulo de La Seca, uno podría temer que asistirá a un panfleto. Nada más alejado de la realidad. La irreverencia de Gerard Vàzquez que sobrevuela los acontecimientos de 1714 y reparte ironía a espuertas tanto a diestro como a siniestro; una dirección que confieso me sorprendió por lo ágil, imaginativa y cuasi-mágica; y la energía de los intérpretes, liderados por un Frank Capdet que se lleva de calle la función y al público con un talento difícil de abarcar; todo ello se imbrica magistralmente bajo la batuta de Damià Barbany y conquista al espectador, el cual alcanza el cierre de la función con una sonrisa llena de imágenes y sentencias dignas de ser recordadas, tanto para los que no son barceloneses como para los que, ¡ojo!, lo son, porque, al fin y al cabo, en el amor y en la guerra, ¿quién es más que el otro?

Muy recomendable. A Vàzquez se le puede encontrar en las librerías pero el arte de Barbany y la algazara de los actores sólo se encuentran en el teatro. Vayan.