Salvemos el Captiol: ¡Firma el manifiesto!

Manifiesto por la protección del patrimonio cultural y de los espacios escénicos de Barcelona

Con el comunicado emitido por el Grupo Balañá del pasado 12 de diciembre, la lista de espacios culturales amenazados de desaparecer se engrosa con el Club Capitol. Un espacio histórico, emblemático y querido, que dedica su actividad a la cultura desde su fundación como cine el 23 de septiembre de 1926. Ahora detendrá su actividad teatral, ya que la propiedad no renovará el contrato de alquiler que tenía con el grupo empresarial desde el año 1962. la sala alternativa La Vilella también ha anunciado en las últimas horas su cierre, porque no pueden mantener una propuesta de investigación escénica profesional en la ciudad.

Desde la fundación del Teatro de la Santa Creu (el actual Teatre Principal) en 1597, en la ciudad de Barcelona se han contado 181 salas de teatro profesional (según el estudio publicado en ‘Barcelona, ciutat de Teatres’, de Carme Tierz i Xavier Muniesa). La actividad y presencia de espacios escénicos ha estado estrechamente vinculada a la realidad social, política y urbanística de cada etapa, llegando a ser un sector clave de la economía local en diversos momentos históricos. Actualmente, tan sólo 56 recintos desarrollan una actividad escénica estable y profesional. Espacios como el Teatro Principal, el Teatro Apolo, la Sala Muntaner, el teatro del Taller Masriera de la calle Bailén, el BTM – Barcelona Teatro Musical o la antigua Sala Beckett de Gracia han pasado a formar parte de la historia de la ciudad ya día de hoy están inactivos. El Teatro Arnau, uno de los más simbólicos del antiguo epicentro teatral del Paralelo, renace de sus cenizas después de décadas de abandono. Otros espacios han transformado sus usos, como el antiguo Teatro Adrià Gual (ahora Espacio Francesca Bonnemaison) o el Teatro Barcelona, ​​transformado ahora en tablao flamenco. Otros, simplemente han desaparecido: el Artenbrut, el Malic, el Riereta, el Novedades, el Alexandra…

La desaparición progresiva de espacios escénicos afecta a grandes escenarios, pero especialmente en salas de pequeño y mediano formato, de entre 100 y 400 localidades. Sales que son refugio y espacio de crecimiento de pequeñas compañías, productoras y artistas profesionales, que se ven privadas de espacios con aforos adecuados para estrenar en condiciones sus proyectos.

Con la desaparición de La Vilella, se pierde una de las salas alternativas más noveles, sede de propuestas de creación arriesgadas, y con las puertas siempre abiertas al teatro de objetos. Con la pérdida del Capitol, esfuman dos salas de referencia, hogar del stand up comedy barcelonés, que han sido cuna de artistas tan reputados como La Cubana, Pepe Rubianes o El Terrat, y de otras compañías y productoras jóvenes pero de gran prestigio profesional como Hause & Richman, Sixto Paz o La Brutal. El impacto que la desertización cultural provoque sobre la ciudad de Barcelona costará tiempo medirlo. Para todas estas profesionales del teatro, el impacto es inmediato: se quedan huérfanos de espacios donde sacar adelante su trabajo.

Una ciudad rica es una ciudad que cuida su cultura, y su patrimonio. En otras ciudades europeas los edificios donde hay teatros están protegidos y esto es lo que debería ocurrir en Barcelona y en el resto de ciudades catalanas. Barcelona está perdiendo salas a un ritmo vertiginosamente preocupante, y hay que remediarlo como antes, mejor.

Por todo ello instamos al Ayuntamiento de Barcelona, ​​a todos los grupos municipales, en la Diputación de Barcelona y el Departamento de Cultura de la Generalidad de Cataluña, a asumir el compromiso de proteger los espacios escénicos y su actividad.

Mostrando vez nuestro apoyo a todo el equipo y compañías residentes en el Club Capitol y La Vilella firmamos: