Un gran actor para un gran personaje

Falstaff

Falstaff
08/03/2016

Falstaff es uno de los grandes personajes de Shakespeare y uno de los principales reclamos de las obras en las que aparece: las dos partes de Enric IV, Enric V (sólo aparece como referencia) y Las alegres comadres de Windsor. En esta adaptación, al igual que hizo Orson Welles en la célebre Campanadas a medianoche, se han cogido partes de Richard II y de los dos Henrys para contextualizar las aventuras del famoso vividor junto al Príncipe Hal. Son dos horas y media de buen teatro, en las que la magnífica y ágil dirección de Konrad Zchiedrich nos lleva del palacio a la taberna y de los bosques al campo de batalla. Mínimos elementos para conseguir lo máximo: captar el espíritu verdadero e intangible del más grande autor de todos los tiempos.

Alguien dice que en las comedias y en la tetralogía conocida como la Henriada es donde se concentra mejor la esencia shakespeariana, y lo cierto es que hay momentos de este montaje que respiran autenticidad y teatro de primera. Quizás los difíciles versos del bardo causan algún que otro tropiezo a los actores, pero se tiene que reconocer que el trabajo de todos ellos es magnífico. Francesc Orella hace una de sus grandes creaciones, pero el resto del reparto no se queda atrás. La versatilidad y la energía de Mingo Ràfols, la comicidad casi de clown de Emilià Carilla, la naturalidad de Mercè Managuerra, la magnífica pareja cómica que forman Teresa Vallicrosa y Rafel Ramis… Todos ellos, de la mano de un director en estado de gracia, consiguen un espectáculo honesto y grandioso, incluso en sus pequeños defectos. Todo un acierto.

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