En este país delicioso y tan lleno de fantasmas y teatros, de vez en cuando, en alguna sala como por ejemplo pueda ser la de Josep Palau i Fabre de La Seca Espai Brossa transitan algunos seres todavía con suficiente capacidad como para demostrar que las aves hacen huevos; de sorprender, vaya! Son maneras de hacer tan eclécticas y cogidas por los pelos que invitan al irresistible impulso de dejarse caer por ahí. En singular, pienso que les importa poco si acudís a verlos. Simplemente te dicen: Vine, si vols! Estos señores juguetones, y que ponen los pies de forma tan temeraria sobre un escenario de cerilla son: Enric Casasses, gran poeta satírico insobornable, y en Feliu Gasull, maestro de la guitarra y comparsa de ultrasonidos inimaginables. La complicidad lírico-bélica-musical de esta historia que nos ofrecen, un tipo de…, de qué?! No lo sé, porque aquello tiene madera de novela poetizada autobiográfica o de un tipo de obra de teatro hilvanada de versos. Performance, quizás?! No lo sé! Tampoco se sabe muy bien quién es el protagonista, ni que desvela el entusiasmo eufórico, pero si a los diez minutos uno se pregunta qué hace allá sentado, a los treinta ya no desea estar en ninguna otro lugar! Los bises que el público obliga a hacer a este par de hombres desviados por los callejones del mundo artístico sólo certifican que la poesía y la música son hermanas del espíritu y del humor. El humor, hay que decirlo, también rae en los pantalones multicolores y el sombrero cuchara grunge que viste Casasses. Quiero decir que los que tengáis ansia de alguna o de todas estas cosas, ya sabéis donde os la saciarán!
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