Es muy interesante todo aquel teatro que intenta sobrepasar sus límites, proponer reflexiones poderosas y conseguir que el público se identifique en escena. Una altra nit es un texto escrito por su propio elenco—Bàrbara Roig y Pau Ferran—que justamente cuestiona la veracidad de nuestros recuerdos.
Con una puesta en escena humilde y costumbrista dirigida por Pau Ferran, ambos actores encarnan a numerosos personajes que parecen fundirse entre ellos y desdoblarse en numerosas ocasiones. El juego metateatral hace que los planos de ficción se superpongan continuamente, dotando a la representación de una profundidad muy valiosa. El recuerdo de una anécdota sirve a personajes para cuestionarse la realidad de la anécdota, cómo cada persona romantiza e idealiza sus recuerdos, multiplicando así las verdades. Los límites entre mentira y realidad se cuestionan continuamente y desde varios personajes y métodos, haciendo así que, en cierto modo, todo y nada sean verdad y mentira a la vez.
El trabajo del elenco es destacable, ya que consiguen transmitir esa ambigüedad de la ficción que representan y contagiarla al espectador; y todo ello con muy poco diálogo. Es encomiable el trabajo escénico que, sin palabras, consigue crear un relato sensible y emotivo en el que el público medita acerca de los límites de la verdad y la mentira. ¿Qué recuerdo es el real: el de ella o el de él? ¿Acaso lo son ambos? ¿Acaso alguno es verdad? ¿Son todos mentira?
Esta ambigüedad es también llevada a la escena, haciendo que los relatos también sean contados por voz e incluso por película. Este planteamiento deja la escena un tanto vacía, pero aún así tiene su lógica y valor. Así, la obra plantea un viaje por un continuo despiste para el espectador, que jamás sabe si lo que escucha es verdad totalmente, de forma parcial, o es mentira. Del mismo modo, se trata de una obra compleja que mezcla personajes y niveles de ficción con una pareja de actores. Pau Ferran y Bàrbara Roig encarnan a una pareja una noche en Nápoles, a unos actores en un coloquio postfunción, a unos directores que escriben una obra acerca de la verdad en los recuerdos…
En efecto, Una altra nit es una obra de una complejidad notable, que incita a la reflexión posterior e inmediata. Pese a su dificultad y profundidad, escénicamente tiene un valor innegable, una emotividad y una belleza muy destacables. Con dos actores montando una mesa, sus miradas y una canción bailada como si fuera la última noche de sus vidas, se nos cuenta un recuerdo, el de una noche cualquiera, una noche más, una noche que no se sabe—si acaso importa—si fue de amor o desamor.