Ha sido un espectáculo de tan sólo una hora de duración, en el que ella ha hablado (y no bailado) casi la mitad de este tiempo, en el que pretendía ser un viaje (en avión y huésped masculino), a través de los últimos 20 años de su carrera como bailarina y coreógrafa, con pequeñas danzas protagonizadas por ella en exclusividad.
Mentiría si dijera que es un espectáculo fallido; no nos ha desagradado paso e incluso alguna de sus propuestas nos ha gustado, pero en general no sabemos encontrarle el que; no nos ha tocado, como si lo hacen otros espectáculos de danza y tampoco nos ha llegado a emocionar; seguimos creyendo que en la danza de Sol Picó se mezcla un componente muy importante de provocación, que le ha llevado hasta donde ahora está situada.