Los totalitarismos han inspirado numerosas creaciones artísticas debido a su gran impacto social y político, ya que contienen elementos de gran simbolismo que resultan muy propicios para las artes. Hay que decir que quizás no son tan numerosas las obras que se sitúan después de la caída del régimen nazi, como puede ser Vencedores o vencidos, pero estas nos otorgan un punto de vista retrospectivo muy interesante que permite reflexionar en su conjunto. De hecho, este es el caso de la obra que nos ocupa, la que a partir de una investigación nos invita a debatir sobre la confrontación entre cultura y poder. Sin duda, es un tema apasionante, pero la forma en que se trata en el texto resulta algo tediosa, provocando que el espectador no llegue a entrar en la historia y que no entre en la reflexión que se plantea. Por otra parte, el ritmo lento y estático en medio de una escenografía que evoca la magnitud arquitectónica de los totalitarismos, no ayuda a crear el clima de opresión necesario en una batalla dialéctica. Realmente, es una lástima que la obra no acabe de funcionar del todo, ya que plantea un tema muy interesante y cuenta con un equipo lleno de talento.
¡Enlace copiado!