Es muy posible que en esta ocasión –como en otras- no llegue a hacerme entender, pero ustedes me comprenderán. Seria, naturalmente, una insensatez decir cualquier cosa respeto este espectáculo estrafalario, pero porque no caigan en la enorme trampa publicitaria y de lucecitas lo haré: la cosa es vulgar, frívola, intensamente patética, carecida de imaginación, lamentable y muy aburrida. Al menos los tres primeros cuartos hora, que es el tiempo que algunos aguantamos sin levantarnos. Y por lo que ahora sé, tampoco mejoró mucho el resto del tiempo.
No vayan, no tiren el dinero, no pierdan el tiempo. Pero en caso de que quieran tirar el dinero y perder su precioso tiempo, dejen la inteligencia descansando en casa.