Las comedias románticas son muy habituales en las salas de cine, pero no lo acostumbran a ser tanto en los teatros, los cuales apuestan más por otros tipos de comedia. Sin duda, este hecho podría abrir un debate sobre cuáles son los motivos, pero el caso es que la Villarroel ha querido apostar por este género presentándonos una propuesta de Marta Buchaca, la cual nos plantea una historia que a pesar de no ser muy original, sí que tiene su propia personalidad. Se puede decir que el texto tiene la virtud de acercarnos los personajes a través de unos diálogos y unas situaciones frescas y divertidas, creando una empatía entre público y escenario. Aún así, la estructura del texto parece ser la pieza más inestable del conjunto, puesto que su primera parte se presenta un poco dilatada y, por el contrario, la interesante propuesta de la segunda parte nos deja con la sensación de querer profundizar más en aquella nueva temática introducida. Realmente, los dos actos parecen formar parte de dos obras diferentes, ya sea por la rotura temática que se produce o por su antagónica puesta en escena. De hecho, la primera parte de la obra obtendría mejores resultados si se representara en una sala de pequeño formato y, en cambio, la segunda saca todo su provecho en una sala grande cómo es la Villarroel. Sin embargo, la obra presenta una gran agilidad en su dirección y cuenta con dos actores acertados, los cuales harán disfrutar de la representación a los espectadores a través de unos personajes y de una historia cercana que los hará pasar un buen rato.
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