El Grec siempre esconde pequeñas joyas entre sus obras destacadas y su extensa oferta y, para mí, esta es una de las de este año (y todavía falta mucho festival por descubrir). Se trata de un espectáculo de danza que da voz a dos culturas diferentes, pero que comparten ciertas visiones, las cuales se fusionan a través de la danza. Además, entra en juego un tercer elemento como es la excelente composición e interpretación en directo de música electrónica y experimental a cargo del músico belga Laurent Delforge, la cual nos adentra en la conversación que mantienen los dos bailarines y se hermana totalmente con ellos. Por otra parte, el escenario completamente desnudo y gigantesco del Mercat de les Flors se llena prodigiosamente con la gran escenificación de sólo Gregory Maqoma y Roberto Olivan, los cuales demuestran una gran técnica y complicidad, jugando mucho con la perspectiva que ofrece el escenario hacia el público. También cabe destacar el uso de la iluminación, la cual se convierte en el cuarto protagonista del espectáculo, apareciendo desde distintos ángulos del escenario y de forma contundente y explosiva. Así, ésta consigue crear imágenes realmente bellas, las cuales crean una armonía conjunta con la música y los dos intérpretes. Por lo tanto, sin duda, se trata de un espectáculo muy acertado, que exprime al máximo los pocos elementos que aparecen en escena y los traslada al espectador con gran fuerza y belleza.
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