Junto con Sartre, Camus fue un icono del existencialismo. También fue muchas cosas más, Nobel de literatura muy joven y cadáver prematuro en accidente de coche, una hostia en un Facel Vega, coche maldecido de los intelectuales (pijos) franceses. Carme Cané, pícara ella, ha hecho una dramaturgia muy interesante a partir de este accidente que dejó huérfanos a una buena parte de la intelectualidad europea. Buena puesta en escena y buenas actuaciones de los intérpretes de esta especulación filosófica. Magnífica escenografía e iluminación. Los que nos la perdimos en el Festival Grec del año pasado, lo hemos recuperado estos días en la Sala Beckett.
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