Sin embudos

La Melancòmica: Cireres & lentejuelas

La Melancòmica: Cireres & lentejuelas
06/01/2019

Qué género, el del cabaret. Barcelona aprecia estos cajones de sastre donde cabe cualquier fantasía ideada por los «excéntricos y caricatos», como aún catalogan a los artistas de variedades los de la Agencia Tributaria. El Paralelo de entreguerras plantó una semilla que ha ido germinando aquí y allá, y que a pesar de no tener espacios estables fuera de los ambientes más drag como el Cangrejo o el Desplume del Antic Teatre (ahora que El Molino funciona a medio gas) acaba floreciendo y encontrando espacios alternativos para congregar una parroquia ávida de variedades. Encontrar Cireres & Lentejuelas en medio de la cartelera de Barcelona me ha hecho feliz. Es un espectáculo sincero y personal, donde la creadora Mireia Casado (La Melancòmica) se desnuda -el alma- y relata su vida que es la de tantas otras artistas: la de una chica de pueblo que viaja a la ciudad persiguiendo los sus sueños… y topa con la cruda realidad.

El show está tejido sin complejos, con una sucesión de números muy fiel a las cerezas que le dan nombre: frescos, brillantes, dulces y con un punto de amargura. Adrián Ardila y Elena Santiago completan el reparto como pareja cómica (no sólo por la diferencia de estatura) y ofrecen algunos números para recordar largo tiempo. Lo mejor del espectáculo es como saltan los momentos más emotivos en los números musicales (con unas adaptaciones de letras muy inspiradas) y como reparten estopa sin rodeos contra todo lo que les viene en gana: depresión, racismo, homofobia, machismo, inseguridades , positivismo de baratillo, operación bikini … de todo sacan jugo. Cuando alcanzan una carcajada, te clavan una torta, y te emocionan. Los actores de comedia suelen decir que hacer reír es algo muy sería, y aquí radica el valor de Cerezas & lentejuelas. Con muy poco hacen y dicen mucho. Y sales del teatro pensando que tal vez ya basta de tanta frivolidad partes, que con los tiempos que corren un espectáculo que habla sin miedos es más que necesario, imprescindible, porque el cabaret en esencia es libertad. No se la pierda.

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