De este breve relato de Franz Kafka, de escasas nueve páginas, se han hecho multitud de puestas en escena, de alguna manera seduce profundamente actores, directores y público. Y es que este simio humanamente evolucionado, denominado Peter el Rojo, exhibe, de manera particularmente grotesca y exultante, lo que es la naturaleza humana. Una naturaleza que viene encarnada por imitación, he aquí la historia. El informe de esta evolución excepcional es lo que Kafka expone con una naturalidad salvaje.
Peter el Rojo procede de la Costa de Oro, allí fue capturado gracias a una partida de caza de la empresa Hagenbech, cazado cuando se acercaba al río a beber agua. Dos tiros lo tumbaron. Uno le acertó la mejilla, el otro debajo la cadera. Después de estos disparos incomprensibles, Peter el Rojo se desvela dentro de una jaula a la entrecubierta de un vapor camino a Europa. Y pues ¿qué hacer? ¿Aferrarse a sus orígenes o renunciar a todo terquedad como simio libre para avenirse al yugo impuesto? Si puede elegir entre el parco zoológico o las varietés, sin duda invertirá todo su esfuerzo para ir a parar a las varietés, porque el zoológico es otra jaula enrejada. Peter el Rojo es simiescamente listo, sabe que la única escapatoria real es, lamentablemente, la humana, hacerse fundible por imitación. Patética y triste opción única. De hecho, a Peter el Rojo, no lo seduce lo más mínimo imitar los hombres, sólo los imita para intentar una escapatoria. No quiere la libertad, no se trata de un simio iluso. Sólo quiere una escapatoria.
Quizás creéis en aquel principio general el cual afirma que el arte imita la vida. En cualquier caso, dejadme exponer la historia en cuanto a Informe para una academia. El 1912 la Academia Prusiana de las Ciencias estableció en Tenerife un espacio para experimentar con las capacidades mentales de los simios. El año 1917, Wolfgang Köhler, uno de los científicos de este programa experimental, publicó el monográfico La mentalidad de los simios, donde se describen los experimentos realizados. En este monográfico, el simio más avanzado se llama Sultan. Unos meses más tarde, el noviembre de 1917, Franz Kafka publicaba este punzante y maravilloso relato breve.
Ahora os ruego que vayáis pronto al Teatre Lliure, porque allí, Peter el Rojo, os lo aseguro, os pone delante de un espejo perturbador. Por cierto, que cuando allí veáis a Peter el Rojo, os puede parecer ver este actor formidable que es Ivan Benet, pero no os dejéis confundir, porque, en cualquier caso, es él quien se asemeja a Peter el Rojo.
Naturaleza imitada
Informe per a una Acadèmia
26/05/2014