Guillem Estadella es un joven en pura eclosión, con buena cantidad de frentes abiertos, tanto en radio (Fricandó Matiner), en podcast (La conquesta) y también ahora encima de los escenarios.
Estoy madurando es un show un tanto inmaduro, como ya nos advierte el propio monologuista antes de empezar. Pero esa inmadurez es, bajo mi punto de vista, uno de sus puntos fuertes, en lugar de una debilidad. Guillem Estadella salta al escenario como un joven de 22 años inmaduro, con poca experiencia encima en el stand up, pero con muchas ganas y una energía contagiosa. Tiene, por tanto, los ingredientes necesarios para hacer reír a un público que se deje sorprender y conquistar por un chico con ganas de conseguirlo.
Porque en Estoy madurando, tarde o temprano, todo el mundo acaba por reír. Ya sea por los gags cómicos que incluyen a la abuela del cómico, por las bromas relacionadas con la amistad, o por la interacción e improvisación con el público. Guillem Estadella trae un show inmaduro, un tanto simple, pero gracias a su energía, a su pasión, consigue que el público acabe por pasar un rato muy agradable.
En síntesis, debe considerarse que es un chico joven que apenas empieza un recorrido que puede ser muy exitoso. Guillem Estadella, en Estoy madurando, demuestra sus ganas y su potencial para hacer reír al público. Cantar, bailar, improvisar… usa todos los recursos posibles para conseguir su objetivo: hacer reír al público. Así, en Estoy madurando se nos presenta como un joven inmaduro, pero él mismo lo defiende. ¿Acaso es malo ser inmaduro? ¿Acaso no tiene aún tiempo de madurar? Un monólogo basado en todos aquellos aspectos que nos alejan de la monotonía y de la supuesta seriedad que rodea a la madurez: una defensa del humor de lo inmaduro, de aquella niñez que nunca debe abandonarnos. Estoy madurando es muy recomendable por su sencillez y por el carisma del joven Guillem Estadella, que se deja la piel en el escenario para hacer un show respetable con unos recursos modestos.