Teatro Kaddish / Nozomi 700 presenta en el Átic 22 del Teatre Tantarantana FEM, una obra que pretende revisar y problematizar la ausencia (o presencia) de las mujeres en la tradición y el canon de la historia del arte. De este modo, la obra trasciende los límites del teatro convencional para convertirse en una especie de performance en la que se hace un llamamiento a la feminidad, al rescate de referentes artísticos femeninos y feministas del siglo XX que se mostraron contrarias al discurso patriarcal y que, mediante el arte, trataron de subvertir el discurso canónico.
La representación trasciende los límites del teatro, y sitúa al público como partícipe absoluto de la representación. Sentados alrededor de unas maderas que no son escenario (aunque servirán como ello), todos asisten a una clase de historia del arte alejada del discurso tradicional y patriarcal, basado en la reivindicación de artistas mujeres y su obra. Así, se trata de un teatro puramente experimental, en el cual el público es protagonista y receptor de algo que va más allá de la teatralidad para convertirse en lección, en concienciación pura y dura.
Y así se presenta desde el inicio, en el que el público ya se convierte en partícipe de la ficción tomando asiento en la clase, tomando un dossier de la asignatura e incluso haciendo un pequeño ejercicio escrito. Mercè Ubalde, Maria Donoso, Marina Mora y Paula Capistros forman un equipo compacto, concienzudo y con ganas de mostrar la verdadera relevancia del arte femenino y feminista del siglo XX. Por este motivo, la representación se vuelve una clase pero no por ello dejando de lado lo teatral y artístico. Gracias a recursos audiovisuales, performances, discusiones y reflexiones, el público ve, oye e incluso siente algunas de las obras más relevantes que el elenco destacará.
El trabajo del elenco es enérgico, reivindicativo y elaborado en distintos niveles. La obra, como se ha señalado anteriormente, pretende trascender los límites del teatro y hacer de la representación una experiencia, algo que permanezca en la conciencia del público y de la sociedad. Por eso, no solamente es Paula quien aprenderá en la clase, sino que todo el público acabará por encontrar referentes artísticos alejados del discurso patriarcal del libro de Bachillerato de Paula (que no contiene a ninguna artista mujer) o a la lista de Lourdes Cirlot (que contiene un número ridículamente pequeño).
FEM, en síntesis, es una obra/performance que denuncia, que grita contra el patriarcado y su discurso oficial y canónico en el mundo del arte. Se trata de una clase de historia del arte para que Paula descubra referentes femeninos en el arte del siglo XX, pero acaba por ser una clase en la que mucha más gente que Paula aprende muchas cosas. Tiene una producción humilde, pero se trata de un teatro reivindicativo con un mensaje combativo, enérgico y, tristemente, aún muy necesario.