Traiciones, engaños, represión, homosexualidad, libertinaje, pedofília… todos estos temas son abordados en esta obra donde la directora Glòria Balanyà realiza el curioso experimento de reflejar disparos psicológicos de los personajes a través de aspectos formales como pueden ser el vestuario, la fisonomía o el género del actor que lo interpreta. Destacar el excelente trabajo de los actores!
Los pasajes más monstruosos son descritos con humor delirante, mientras que las situaciones más cómicas son narradas con dramatismo histriónico. Y ninguna de estas decisiones parecen fruto de una mente caprichosa o trivialmente provocadora, sino que se entienden como parte de un dispositivo que quiere integrarse como parte del mensaje de la obra; la absurda testarudez del hombre en su incansable insistencia al forzar una homogeneidad imposible, pues no han nacido a lo largo de la historia dos hombres iguales.
El texto de Caryl Churchill es una alocada mezcla de situaciones encabalgadas y superpuestas que dan vida a escenas que hablan sobre la tolerancia y la represión -principalmente sexual- en dos épocas diferentes: las colonias inglesas en África y la sociedad contemporánea. El miedo como núcleo activador y represor de la inevitable multiplicidad de la especie humana.
Una obra singular y diferente, recomendada para espectadores interesados en nuevos lenguajes y propuestas. No recomendada para espectadores de culo inquieto, pues el espectáculo dura casi bueno dos horas y media (realmente, algo más de lo que hubiera sido estrictamente necesario).