La Brutal se estrena en el teatro familiar. De por si, una buena noticia. La productora nos deja buen sabor de boca con todo lo que hace. De nuevo, no falla. La adaptación musical de David Selvas y Marc Artigau es un acierto. Fresca, desacomplejada, actual y respetuosa con la obra original. El público se reencuentra o descubre los míticos personajes, evolucionados sin perder su entrañable ADN. Una Dorothy urbana y preadolescente con un sutil parche de la bandera arcoíris en la mochila es para un servidor la imagen de saber tocar los justo y necesario sobre este clásico que ya tiene más de 100 años.
La producción es ambiciosa, la dramaturgia encaja, las interpretaciones están a la altura, la música y las canciones son buenas y suenan actuales, la escenografía apoyada en gran medida en un continuo de proyecciones dota de gran dinamismo al espectáculo. Un dinamismo que se mantiene durante toda la función para atrapar a pequeños y mayores. Sin duda os recomiendo ir a ver El màgic d’Oz.