Si alquien está pensando en ir a ver El coloquio de los perros con la esperanza de ver sobre las tablas un texto de Cervantes, que no pierda el tiempo. Este coloquio no es tal y en él solo encontramos a Joglars dirigiéndose al público de hace más de 30 años. Al de la Transición. Aquel público fácilmente escandalizable que se ponía nervioso si se hablaba de sexo o drogas sobre un escenario. Nada más tiene de remarcable este espectáculo. Solo unos enfants terribles que de tanto buscar el escándalo han olvidado el mensaje.
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