Entramos en la Sala Atrium de Barcelona, nos sentamos en primera fila. Sabemos que tenemos una historia cruda, ya que nos lo han comentado anteriormente, y nos encontramos con una obra cruda y que te sacude de inicio a fin.
Nos encontramos con un monólogo a dos voces. Un testigo de la opresión de los hombres, de la sociedad y de la religión. Si en lugar de Alá le ponemos otro nombre, es totalmente viable. Un monólogo que por momentos es un diálogo interno de la protagonista.
Tanto Mireia Trias como Judith Farrés hacen un papel excelente y fueron aplaudidas durante un buen rato por el público.
Aunque quedan pocas funciones, si tenéis la oportunidad de poder asistir, no lo dudéis.
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