The Feliuettes se han caracterizado por el humor un poco gamberro, espontáneo, de guiños y complicidad, con la música como elemento característico. También por unas voces maravillosas, desparpajo a raudales y no tomarse demasiado en serio, lo que es toda una señal de inteligencia. Tras la delirante y nostálgica Curro, Cobi y Naranjito, en Akelarre se ponen serias y lanzan este grito feminista radikal. Una visión feminista tremendamente inteligente, que no busca enemigos sino sacudir ideas instaladas, creídas porque siempre ha sido así. No esconden, y se ríen, de las contradicciones intrínsecas a cualquier ideología / movimiento. Salen ganadoras: mensaje transmitido y con mucho humor.
En esta ocasión, Laia Alsina Riera, Maria Cirici y Laura Pau (con Gerard Sesé no sólo al piano) han optado por un proceso creativo colectivo donde varios colaboradores (Clara Peya, Clàudia Cedó, Xavi Morató, la dirección de Marta Escurriola…) han aportado la dramaturgia a base de diferentes «números» y (excelente) música y letras. Este origen múltiple se nota, pues eché de menos cierta continuidad o conexión entre los diferentes «números». Sin embargo, esto les permite tocar diferentes y diversos registros, tanto musicales como interpretativos.
Lo mejor: una maravilla, el monólogo a cargo de Laia Alsina, relectura de Caperucita, que es uno de los momentos teatrales de la temporada. Durísimo, perfectamente interpretado, con una mirada aparentemente inocente nos planta verdades delante y nos deja fuera de combate. Y entonces, entendemos muchas cosas.
Lo menos mejor: quizás la apuesta por tantas manos creadoras ha difuminado un poco la personalidad propia de The Feliuettes, su desparpajo, esa sensación de que están improvisando que tan bien saben explotar y que es un placer recibir.
En resumen, una propuesta feminista que no quiere aleccionar sino, con gran música, voces e interpretaciones, mucho humor -sin olvidar la profundidad en algunos momentos-, invita a reflexionar de una forma tremendamente efectiva.