Ada y Sara forman parte de una generación en paro que se ve obligada a vivir la vida a través de las redes sociales. En un país dominado por una justicia machista, las jóvenes convierten su aburrimiento y malestar en un juego llamado Todos los hombres blancos cishetero deben morir.
El juego consiste en buscar juicios donde el culpable de alguna agresión social haya salido prácticamente impune e imaginar cómo lo asesinarían sin ser descubiertas. Un juego teórico propiciado por un exceso de series policíacas y tiempo libre. Pero en mitad de la diversión, Marc, su compañero de piso, resulta acusado de violación. Es hora de aprender un par de cosas…