Betty Tchomanga: Mascarades

Betty Tchomanga: Mascarades

Saltar para existir. Un movimiento y un ritmo repetitivo son la base de Mascarades, un espectáculo protagonizado por un ser mitológico y coreografiado, imaginado e interpretado por Betty Tchomanga, una artista que trabaja la noción de la transgresión.

Sinopsis

Alrededor “de una pulsación ventral que provoca una oscilación vertical”, es decir, de un salto sostenido, y de un mito, una divinidad del agua del África central y de la diáspora, Mame Wata, se estructura Mascarades, el solo de una artista que se confiesa incapaz de separar la creación de la interpretación. En escena verás a un ser híbrido y ambivalente, quizás monstruoso, que vive entre el agua y la tierra, como una sirena. Se la relaciona con los conceptos de placer y voluptuosidad, pero también con la muerte. La verás a menudo en las obras de pintores congoleños y, muchas veces, con la piel clara y rodeada de peines y espejos, de joyas y perfumes, símbolos del lujo y del poder monetario asociados a Occidente. ¿Acaso Mame Wata no representa, de alguna manera, la relación ambivalente entre el continente negro y Europa?

Se lo pregunta Betty Tchomanga, una artista francesa con ascendientes cameruneses que utiliza en esta creación unos saltos verticales y repetitivos acompañados de música electrónica y voz en directo. Sonidos de club y de raíz africana suenan constantemente, como una pulsación que parece proceder del interior del cuerpo de la intérprete. Ella es una artista formada en el Centre National de Danse Contemporaine de Angers. Ha colaborado con grandes coreógrafos europeos, pero encontró en 2014 una de sus principales influencias en el trabajo de Marlene Monteiro Freitas, una artista extravagante y diferente nacida en Cabo Verde (la vimos en el Grec 2022 con Idiota y la veremos este año con Israel Galván), con la que tuvo una estrecha conexión. Desde el año 2016 es coreógrafa asociada a la compañía Lola Gatt, con sede en Brest (Francia).

Duración:
Sinopsis

Alrededor “de una pulsación ventral que provoca una oscilación vertical”, es decir, de un salto sostenido, y de un mito, una divinidad del agua del África central y de la diáspora, Mame Wata, se estructura Mascarades, el solo de una artista que se confiesa incapaz de separar la creación de la interpretación. En escena verás a un ser híbrido y ambivalente, quizás monstruoso, que vive entre el agua y la tierra, como una sirena. Se la relaciona con los conceptos de placer y voluptuosidad, pero también con la muerte. La verás a menudo en las obras de pintores congoleños y, muchas veces, con la piel clara y rodeada de peines y espejos, de joyas y perfumes, símbolos del lujo y del poder monetario asociados a Occidente. ¿Acaso Mame Wata no representa, de alguna manera, la relación ambivalente entre el continente negro y Europa?

Se lo pregunta Betty Tchomanga, una artista francesa con ascendientes cameruneses que utiliza en esta creación unos saltos verticales y repetitivos acompañados de música electrónica y voz en directo. Sonidos de club y de raíz africana suenan constantemente, como una pulsación que parece proceder del interior del cuerpo de la intérprete. Ella es una artista formada en el Centre National de Danse Contemporaine de Angers. Ha colaborado con grandes coreógrafos europeos, pero encontró en 2014 una de sus principales influencias en el trabajo de Marlene Monteiro Freitas, una artista extravagante y diferente nacida en Cabo Verde (la vimos en el Grec 2022 con Idiota y la veremos este año con Israel Galván), con la que tuvo una estrecha conexión. Desde el año 2016 es coreógrafa asociada a la compañía Lola Gatt, con sede en Brest (Francia).

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