¿Qué pasa cuando, una familia, con profundas convicciones políticas, deja de creer con sus ideales? Pues que muere, poco a poco. Sus vidas quedan sometidas a un ánimo sin aliento donde uno no se preocupa ni en cambiarse de ropa cuando se va a dormir.
Sopa de pollastre amb ordi nos cuenta la historia de una familia de clase obrera, los Kahn, que verán como todo en lo que habían creído y por lo que habían luchado, se va fundiendo para acabar desapareciendo. El espectáculo explora la vertiente más íntima de la política y la ideología. El personaje de Sara, la madre y eje de la familia, interpretado por Marcia Cisteró, nos hace una explicación inmejorable: cuando llevas la comida a los vecinos cuando éstos están enfermos o pasan una situación grave. Esto es una decisión política, y es posicionarse claramente hacia una manera de entender y hacer el mundo. Ella también dice que la política no sirve de nada si no se empieza por el amor. El amor que te lleva a preocuparte por los vecinos, la familia, y por uno mismo.
La apuesta escenográfica del espectáculo es un elemento clave en el montaje. Ferran Utzet ha querido centrarse en un único espacio, el comedor de la familia. Pero ha sido muy hábil creando un interesantísimo juego coreográfico, dotando de gran dinamismo a la escena. El tiempo hace mover las cosas, de forma rápida e inevitable.
Todo culmina en una gran escena final, magníficamente interpretada por Marcia Cisteró y Pol López. Un momento en el que todo lo que se ha ido construyendo durante el espectáculo, se desnuda, para presentarnos la esencia en el discurso que le hace la madre al hijo. Una escena que nos deja pagados a la silla, y hace que estas palabras nos resuenen en la cabeza durante varios días.