Beatriu

¿Qué te ha gustado más? El texto, la dirección, los intérpretes, la escenografía, …

Vaya, no sabría por qué decantarme, todo me ha gustado mucho en su conjunto. El texto me gustaría sentirlo (leerlo) de nuevo y profundizar en ese mar de contradicciones que sentimos los humanos cuando queremos justificarnos por lo que hacemos o no hacemos. Sí me ha gustado el texto, los diálogos, la complicidad de ambos actores y la facilidad con la que esquivan todo tipo de sentimientos, para adentrarse en ellos y pasar página en el instante siguiente, … Muy ágiles los diálogos, muy frescos.

A la dirección le preguntaría, me lo pregunté yo, desde el primer momento, por qué tanto blanco, (Blanca está inmensa) tanta ropa, tanta limpieza, … El caso es que en todas las fotos previas del espectáculo había visto ropas de todos los colores, sobre todo ocres y oscuros, … Me trastocó esta blancura desde el comienzo.

Blanca y Miguel brillantes, lúcidos, luminosos, ágiles, … Su interpretación es altamente creíble y verdadera y en muchos momentos la interpretación musical de Clara les acompaña y entre los tres logran momentos muy expresivos e intensos. Una hermosa conjunción que reconforta al público y consigue trasladarlo en pos de todas las “beatrius” posibles.

Sobre la escenografía aplaudo esos muros que crecen unas veces y que otras se derrumban ante nuestros ojos, depende del día. Todos los sentimos, los tenemos, los vemos en nuestro mundo particular y en nuestros mundos recibidos. El mérito de Beatriu está quizás ahí, en esos muros invisibles que nunca acabamos de derribar y que a mí, como espectador, me han parecido consolidados, enormes, opresores, difíciles, inevitables, … Beatriu materializa en el aire esos muros, excelente logro.

La muerte, al fin, genera no tristeza sino, muy al contrario, sentimientos de esperanza que necesitamos acumular en nuestro interior para conseguir , algún día, superar nuestra zona de confort.

Mi aplauso a todo el equipo. Gracias por abrirnos los ojos tan fácilmente.

«Beatriu», pieza teatral con una poética propia. Texto, música y escenografía se integran en un todo armónico y elocuente.

Una puesta en escena que invita a reflexionar sobre el éxodo, la inmigración de los pueblos, la búsqueda de un lugar y mundo mejor. Temática siempre controvertida y compleja que en nuestros días está a flor de piel.

Diálogos inéditos entre un lenguaje metafórico y coloquial se alternan con fluidez en la excelente interpretación de la actriz y del actor protagonistas. Ritmo, matices, gestos y réplicas mantienen el interés de un espectador activo.

Suena la música como otra voz que interviene, guía y subraya lo que acontece en escena. El violonchelo sugiere una atmósfera de misterio e inquietud. El «dulce lamento» de una canción popular resuena como bálsamo que quisiera curar las heridas del camino.

Una cuidada escenografía con elementos bien seleccionados configura una estética lírica. Las ropas blancas inundan el escenario y llenan el espacio de luz. En el centro el nombre de «Beatriu» (luz de neón) se anuncia como destino o «promesa de felicidad», pero irá desvelando sus contradicciones y sombras.

Al final la tragedia. La imagen estremecedora de los actores componen una «pietat» desesperada que cierra la obra.

Mi enhorabuena y aplauso sincero a )e( espai en construcció.
Mucha suerte en vuestra aventura teatral.

Beatriu es la tercera apuesta de Espai en Construccio, que conserva su carácter onírico de relato para volverse, sin embargo, más duro y crudo. Es un golpe directo al estómago que te deja desorientada. “¿Creus que som uns privilegiats?”pregunta la protagonista en busqueda de una seguridad que le permita vivir en paz. “Y tant” le contesta su compañero, regalándole esta ilusoria tranquilidad que solo está hecha por el hábito y el miedo. Quien tiene la razón? Quien está mientiendo? Y tu, con quien te quedas tú? No, no es un recorrido simple, es un viaje interior, una bajada circular hacia nuestra realidad frustrada y ambiciones quizás abandonadas para descubrir en que nos hemos convertido. Y merece la pena, mucho…

Beatriu es la tercera apuesta de Espai en Construccio, que conserva su carácter onírico de relato para volverse, sin embargo, más duro y crudo. Es un golpe directo al estómago que te deja desorientada. “¿Creus que som uns privilegiats?” pregunta la protagonista en búsqueda de una seguridad que le permita vivir en paz. “Y tant” le contesta su compañero, regalándole esta ilusoria tranquilidad que solo está hecha de hábito y miedo. Quien tiene la razón? Quien está mintiendo? Y tu, que piensas tú? No, no es un recorrido simple, es un viaje interior, una bajada circular hacia nuestra realidad frustrada y ambiciones quizás abandonadas para descubrir en que nos hemos convertido. Y merece la pena, sin dudas.

Beatriu és la consecució d’un projecte rodó que, com el bon teatre, no et deixa indiferent.
L’obra té una història punyent, interessant i incòmoda; una interpretació excel’lent i un acompanyament musical que fa entrar l’espectador/a en l’emoció de tot el relat.
Aspiracions totalment superades

Colpidora i excepcional interpretació dels actors. Enmarcats en una escenografia molt potent i acompanyats d’una música deliciosa, espai en construcció fa un pas endavant i emmiralla les desgràcies de l’èsser humà. Intensa i efectiva, l’obra es va obrint en el transcurs de la funció fins a deixar-te estordit.

Una obra de teatre excel·lent. Creadors joves donant vida al tema (sempre clàssic, sempre actual) de la immigració humana: motius, somnis, riscos, tragèdies. Encertada interpretació i emotius diàlegs de la parella protagonista als que donen peu (marcant el temps, el to, la intensitat) les notes i la veu de la intèrpret del violoncel.
Enhorabona.

He tingut la sort de poder veure les tres produccions d’Espai en construcció. El seu procés de creació col·lectiu i 100% propi els ha permès assolir un segell molt característic, una marca diferencial única. I malgrat això, les tres peces tenen un caràcter independent, buscant despertar sensacions i sentiments diferents en els espectadors.

Aquesta «Beatriu» és un cop de puny a l’estómac. Un tall incòmode al peu. Un intent de despertar consciències en una societat adormida, que es conforma amb el que té, que no aspira o confia en els canvis necessaris. Que creu que viu en un paradís i, malgrat tot, no és feliç.

Els dos personatges ens mostren, al llarg de la peça, dues cares: aquell qui en alguns moments ens agradaria atrevir-nos a ser, i aquell qui no ens atrevim a reconèixer que som. Els dos actors, la Blanca Solé i en Miquel Tamarit, estan radiants i explosius, i mostren una química sincera, impulsats per la direcció sempre precisa i humana d’en Roger Ribó.

La Clara Sáez, acompanyada pel seu violoncel, ens va guiant al llarg del camí, endinsant-nos dolçament en narracions en algunes estones, incomodant-nos en instants inquietants en altres. L’escenografia d’en Sergi Cerdan ens transporta a aquest espai oníric d’una manera senzilla i elegant, lluitant contra les mancances de la mateixa sala.

Així que, en resum, val molt la pena visitar «Beatriu», encara que només sigui per una hora. Encara que només sigui per reunir les forces i el valor per marxar-ne.

Aneu-hi, que en sortireu remoguts. Per pensar els temps que vivim. Bon treball interpretatiu magnífica escenografia. Bravo per les petites companyies que es mereixen més atenció!!!

Un espectacle que t’emportes a casa. Una reflexió sobre el privilegi de ser al lloc que per a molts és la «terra promesa», sobre la felicitat en un món de desigualtat on uns voltors ho dominen tot. Tot amb unes grans interpretacions, una música preciosa i una escenografia que fa que entris en aquesta distopia des del primer moment.

Un espectacle que no us deixarà indiferents, una mirada al nostre interior per saber com ens veiem respecte als altres, als de «fora» i als que estan «per sobre» nostre. És Beatriu la terra promesa? Són els que hi viuen uns privilegiats? On són els fonaments d’aquest «paradís»? Espai en Construcció ens torna a agafar de la mà per endinsar-nos en un mon ple de detalls on res és el que sembla. No us la perdeu!!