'In memoriam', el homenaje de Lluís Pasqual

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Aída Pallarès habla con el director del Teatre Lliure, Lluís Pasqual, que homenajea al que se conoció como la ‘Quinta del biberón’ al espectáculo In Memoriam, que se podrá ver en Montjuïc hasta el 13 de noviembre.

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La Batalla del Ebro fue una de las batallas más duras, intensas y decisivas de la Guerra Civil. Un combate de desgaste entre las tropas republicanas y el ejército franquista que comenzó a finales de julio de 1938 y terminó el 16 de noviembre del mismo año con más de 20.000 muertes. Una auténtica carnicería. Buena parte de los soldados republicanos que lucharon (y morir) en el Ebro formaban parte de la leva que Federica Montseny había bautizado como la ‘Quinta del Biberón’: Jóvenes nacidos en 1920 o 1921 y que, por tanto, sólo tenían diecisiete años cuando el gobierno de la República los envió al frente. Muchos murieron, y los que regresaron acabaron en campos de concentración o haciendo nuevo servicio militar de tres años … Muchos no pudieron volver a casa hasta después de 4 o 5 años.

Los chicos de La Kompanyia, capitaneados por Lluís Pasqual, debutan en el Teatro Libre recordando la ‘Quinta del Biberón’ a partir del testimonio de algunos (los pocos) supervivientes. Un homenaje a la memoria de una generación perdida. «Yo tenía un tío que formó parte de la Quinta del Biberón. El llamaron a la guerra cuando tenía 17 años y murió pocos meses después en la Batalla del Ebro» confiesa Pascual. Esto, sin embargo, como en muchos otros casos, no le contaron cuando era pequeño -se enteró por casualidad, porque un día subió al desván y abrió un armario que no debía abrirse, ya que a las casas se impuso un silencio y un olvido: aquella realidad no existía. Por el miedo y el dolor. O, como mínimo, no existió hasta que llegaron los nietos, la tercera generación. Entonces sí, entonces Franco muere y (algunos) comenzaron a hablar, empezaron a recordar. A recordar la sed y el hambre, los piojos y las trincheras, el absurdo y el enemigo a 180 metros.

«Hemos ido a ver muchos antiguos miembros de la Quinta del Biberón que ahora tienen 95 o 96 años. Y, curiosamente, a los hijos, como a mí, no les explicaban nada, pero en cambio los nietos sí. Hay muchos diarios escritos por nietos y nietas «explica. Por ello ha optado por rendir este homenaje con La Kompanyia del Lliure. «Porque -dice Pascual-, forman parte de una generación que se ha llamado «perdida». Y, a la vez, de una generación relativamente poco informada sobre la Guerra Civil. Precisamente por eso Lluís Pasqual optó por comenzar los ensayos de In memoriam haciendo casi una clase de historia. Explicando quien era Federica Montseny, Juan Negrín o el Generalísimo, entrevistando a los que sobrevivieron, leyendo cartas, periódicos y todo tipo de documentos escritos por los (pocos) supervivientes de la Quinta del Biberón. A partir de aquí, de ver lo que más les tocaba la fibra, Pascual construyó la dramaturgia del espectáculo: una mezcla de realidad (70%) y ficción.

Todo aderezado con la música de Claudio Monteverdi. «Porque son las partituras que encontré en el macuto de mi tío y es la música más noble que puedes encontrar. No quería poner el Ay, Carmela!, porque no quería que acabara de ser una obra de teatro, es un homenaje cívico y colectivo, un documento» explica el director. Un montaje que, además, utiliza diferentes dialectos del catalán para que estos chicos eran así: uno de Tàrrega, uno de Tortosa, uno de Lleida, uno de Girona, y, incluso, de Galicia. «Esto en catalán neutro no habría tenido ninguna gracia. Nadie hablaba así y lo queríamos explicar todo desde el corazón». Desde el corazón, sí, pero sin dejarse llevar: «Durante los ensayos, siempre les decía que cuando les viniera la emoción del intentaran retener. Para que no se trataba de soltarse, porque por encima de todo está la dignidad de reivindicar una voz» dice Pascual.

Y por qué ahora? Lluís Pasqual lo tiene claro: «Creo que se ha hablado de casi todo sobre la Guerra Civil, pero a medias. Con trampas, censuras y autocensuras.» Y porque, por desgracia, la aventura y la desventura de estos chicos es universal. Y merece y necesita ser recordada.

Texto: Aída Pallarès

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