Un delicioso juego teatral

El llarg dinar de Nadal

El llarg dinar de Nadal
21/11/2014

La Ruta 40 nos ofrece una comida de Navidad a lo largo de 90 años. Un muslo de pollo? Un poco de vino? Las preguntas se mantienen a lo largo de los años, al igual que los sermones de la parroquia. Preocupaciones, sueños y gestos que se repiten en las cuatro generaciones de la familia Bayard, propietaria de fábricas y cada vez más adinerada, que nos lleva de viaje en el tiempo, desde los indios de la época de la abuela Bayard a la Segunda guerra Mundial… un viaje que nos hace reír, pero que en algún momento también nos deja helados, porque cuando aún tenemos la sonrisa en los labios, nos da una buena bofetada. Y es que a lo largo de 90 años hay desgracias, frustraciones, sueños que no se cumplen y una soledad que deja un regusto amargo.

El plato principal, sin embargo, es un jugoso juego teatral donde el espectador entra rápidamente. El autor, Thornton Wilder, consigue construir un texto que nos permite ver, sin ningún corte ni cambio de escena, la evolución del paso del tiempo. Hay que decir, además, que tanto la dirección de Alberto Díaz como el trabajo actoral son deliciosos, muy delicados y llenos de ternura. Las hijas se convierten en madres y abuelas con sutileza y elegancia, el actor que interpreta al abuelo convierte criado en la escena siguiente y sirve el vino en la familia… El tiempo les cambia la actitud, la mirada, el tono de voz. Cuando uno u otro se hacen grandes encogen, incluso cambian el rostro y puedes adivinarlos el cansancio, el peso de los años. Pero ya no nos resulta extraño, después de las primeras escenas y saltos en el tiempo, uno no sólo se Avesa, sino que entra de lleno en el juego. Un juego que sigue con las puertas: una de nacimientos y otra de defunciones, por donde irán alejando los personajes y que nos proporcionará momentos de incertidumbre cuando alguno de ellos se acerque. En resumen, un espectáculo lleno de magia que encuentra un aliado fantástico en una sala llena de encanto y de proximidad como el Maldà. Recomendadíssima!

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