Una obra de arte que es una pieza única

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31/10/2016

Todos nos acordamos de la fantástica interpretación de Arte que hicieron Josep Maria Flotats, Josep Maria Pou y Carlos Hipólito en el teatro Tívoli hará unos quince años. El texto de Yazmina Reza, brillante, incisivo y muy divertido, hurga en las heridas del hombre contemporáneo: la soledad, la incomunicación y la incapacidad de ser comprendido. Escrita en 1994, veintidós años más tarde, la obra no ha perdido ni un ápice de vigencia.

En esta ocasión Art ha contado con dos de los pesos más pesados del teatro catalán: Pere Arquillué y Francesc Orella (antes de salir en televisión ya eran dos actores como la copa de un pino). Sin desmerecer en absoluto a Lluís Villanueva, que junto con ellos dos forman un trio que funciona con la precisión de un engranaje perfecto. Ahora, en catalán, la obra de Reza ha tenido la traducción y adaptación de Jordi Galceran (que ya adaptó otra pieza francesa, El nom), y la dirección de Miquel Gòrriz.

Tras un desencadenante absurdo empieza a hacerse añicos una amistad de años entre tres hombres. Uno de ellos, Lluís Villanueva, compra un cuadro blanco. Su amigo, Francesc Orella, se mofa y se enfada con él porque cree que se ha vuelto majara. El otro amigo, Pere Arquillué, no quiere pronunciarse para no molestar a nadie y pretende quedar bien con todos diciendo a cada uno lo que quiere oír. Conforme la obra avanza van saliendo trapos sucios que utilizan como arma arrojadiza los unos contra los otros y nos damos cuenta de que la amistad quizá no era tan consistente.

El trio Villanueva-Orella-Arquillué actúa en un escenario donde todo es blanco y aséptico, y ellos tres son los que ponen la sal, con unas interpretaciones fantásticas de un texto hilarante. Es un humor inteligente pero nada complicado y los duelos a dos y a tres entre los actores son un ejercicio de esgrima dialéctica que solo se puede practicar con primeras espadas. Art durará, y seguramente repetirá la temporada que viene.

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